En junio de 2025, Panamá alcanzó un logro histórico al salir oficialmente de la lista de países de alto riesgo en materia de blanqueo de capitales y financiamiento del terrorismo de la Comisión Europea, tras cumplir satisfactoriamente con el plan de acción del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Este triunfo refleja el esfuerzo conjunto de autoridades, sector privado y organismos reguladores para fortalecer nuestro sistema de prevención de delitos financieros.
Sin embargo, este avance no debe verse como un punto final, sino como una plataforma para consolidar a Panamá como centro financiero seguro, transparente y competitivo. El verdadero desafío radica en mantener y robustecer nuestro grado de inversión, lo cual requiere acciones estratégicas inmediatas.
Es fundamental desarrollar una política de Estado en materia de cumplimiento, con mecanismos de seguimiento interinstitucional liderados por el Consejo Nacional contra el Blanqueo de Capitales. Esta continuidad institucional garantizará que los avances no dependan de cambios de gobierno o administraciones específicas.
La transformación digital es igualmente crucial. El futuro de la prevención de delitos financieros depende de la tecnología. Panamá debe impulsar una plataforma nacional de monitoreo transaccional que integre bancos, aseguradoras, fiduciarias y fintechs, fomentando el uso de tecnologías RegTech y creando una unidad especializada en inteligencia artificial dentro de la UAF.
Protección del grado de inversión
El grado de inversión es un activo país cuyo mantenimiento depende no solo de la disciplina fiscal, sino de la percepción de gobernanza, transparencia y estabilidad institucional. Para protegerlo, Panamá debe asegurar previsibilidad normativa en sectores clave, incorporar el enfoque de riesgo-país financiero en la gestión pública, y articular al MEF, Superintendencias y gremios privados en un Observatorio del Grado de Inversión con alertas tempranas.
La salida de Panamá de la lista europea y el cumplimiento con el GAFI marcan el inicio de una nueva etapa donde el cumplimiento no sea solo reactivo, sino un componente estratégico del desarrollo nacional. Los pasos siguientes requieren visión integradora, liderazgo político, compromiso del sector privado y una narrativa internacional coherente. Solo así Panamá consolidará su posición como hub de inversiones seguras, defenderá su grado de inversión y se proyectará como referente regional de integridad financiera y competitividad global.
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Sin embargo, este avance no debe verse como un punto final, sino como una plataforma para consolidar a Panamá como centro financiero seguro, transparente y competitivo. El verdadero desafío radica en mantener y robustecer nuestro grado de inversión, lo cual requiere acciones estratégicas inmediatas.
Fortalecimiento institucional: la clave de la sostenibilidad
La experiencia internacional demuestra que algunos países reinciden al relajar controles tras salir de listas restrictivas. Para evitar retrocesos, Panamá debe institucionalizar las mejoras alcanzadas. Esto implica fortalecer la Unidad de Análisis Financiero (UAF) con mayores recursos técnicos, presupuesto y talento humano especializado, además de consolidar la supervisión basada en riesgos en todos los sectores, incluyendo fintech, abogados, contadores y empresas fiduciarias.Es fundamental desarrollar una política de Estado en materia de cumplimiento, con mecanismos de seguimiento interinstitucional liderados por el Consejo Nacional contra el Blanqueo de Capitales. Esta continuidad institucional garantizará que los avances no dependan de cambios de gobierno o administraciones específicas.
Armonización legislativa y tecnológica
Aunque Panamá ha implementado reformas sustanciales en los últimos años, debemos cerrar brechas pendientes que podrían generar observaciones futuras. Resulta prioritario aprobar una ley integral de protección de datos personales alineada con el Reglamento General de Protección de Datos europeo, fortalecer el régimen de sanciones contra personas jurídicas involucradas en delitos financieros, y dotar al registro de beneficiarios finales de plenas capacidades operativas.La transformación digital es igualmente crucial. El futuro de la prevención de delitos financieros depende de la tecnología. Panamá debe impulsar una plataforma nacional de monitoreo transaccional que integre bancos, aseguradoras, fiduciarias y fintechs, fomentando el uso de tecnologías RegTech y creando una unidad especializada en inteligencia artificial dentro de la UAF.
Recuperación de la confianza internacional
Salir de las listas no garantiza automáticamente la recuperación de la confianza internacional. Panamá debe activar una estrategia de diplomacia financiera para revertir la narrativa de paraísos fiscales y demostrar su compromiso genuino con la transparencia. Esto incluye promover la participación activa en foros internacionales como la OCDE, GAFI y GAFILAT, fortalecer la presencia de voceros técnicos panameños en eventos internacionales, y lanzar una campaña institucional multilingüe dirigida a inversionistas y organismos multilaterales.Desarrollo económico con enfoque de cumplimiento
Una economía basada en servicios como la panameña debe enfocar su crecimiento hacia actividades que generen valor y confianza. Es vital promover servicios financieros internacionales bajo regulación robusta, actividades logísticas con controles de trazabilidad, turismo, salud y educación como exportadores de servicios transparentes, y el desarrollo de fintechs y empresas de tecnología legal orientadas a la transparencia.Protección del grado de inversión
El grado de inversión es un activo país cuyo mantenimiento depende no solo de la disciplina fiscal, sino de la percepción de gobernanza, transparencia y estabilidad institucional. Para protegerlo, Panamá debe asegurar previsibilidad normativa en sectores clave, incorporar el enfoque de riesgo-país financiero en la gestión pública, y articular al MEF, Superintendencias y gremios privados en un Observatorio del Grado de Inversión con alertas tempranas.
Formación del capital humano
La sostenibilidad del sistema depende del recurso humano. Panamá debe apostar por programas de certificación profesional para oficiales de cumplimiento, incluir materias sobre delitos financieros en universidades, y crear una academia nacional de cumplimiento como centro de formación y difusión de buenas prácticas.La salida de Panamá de la lista europea y el cumplimiento con el GAFI marcan el inicio de una nueva etapa donde el cumplimiento no sea solo reactivo, sino un componente estratégico del desarrollo nacional. Los pasos siguientes requieren visión integradora, liderazgo político, compromiso del sector privado y una narrativa internacional coherente. Solo así Panamá consolidará su posición como hub de inversiones seguras, defenderá su grado de inversión y se proyectará como referente regional de integridad financiera y competitividad global.
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